Pedro Pablo Kuczynski renunció a la presidencia del Perú hace poco más de dos meses envuelto en denuncias, escándalos y una confrontación mafiosa política en la que nunca tuvo oportunidad alguna de ganar. Tras su paso al costado, asumió la presidencia del Perú el primer vicepresidente Martín Vizcarra, ingeniero por profesión y aunque nacido en Lima, moqueguano de corazón. La designación del ingeniero Vizcarra dio un aire de esperanzas a los peruanos, cansados de los abusos, la incapacidad y los escándalos que envolvían a los políticos a cargo. Tras poco más de dos meses a cargo, Martín Vizcarra no ha demostrado estar cerca de ser el presidente que los peruanos esperábamos.
El presidente Vizcarra anunció al tomar el cargo que su gobierno buscaría el diálogo con la oposición liderada por el fujimorismo. Esta decisión era basada en que el Perú necesitaba estabilidad política y no confrontación. Lastimosamente esta idea se ha traducido en un libertinaje sin escrúpulos por parte del Congreso. Desde levantar las acusaciones a Yesenia Ponce por falsificar documentos de estudio descaradamente, hasta comprar televisores y frigobares por cientos de miles de soles, el Congreso se ha burlado en nuestras caras sin vergüenza alguna. Esta especie de pacto de inmunidad entre el Ejecutivo y el Legislativo ha dejado las puertas abiertas al Congreso para hacer uso de sus facultades y nuestro dinero de la manera más vergonzosa y descarada que se ha visto en los últimos años.
El nuevo ministro de economía, David Tuesta, se ha presentado reiteradamente en varias entrevistas de distintos canales televisivos. Desde el comienzo, hizo hincapié en la baja recaudación tributaria del país. En otras palabras, el ministro avisaba que tomaría como medida el alza de impuestos. Dicho y hecho, el ministerio de economía ha aumentado el impuesto selectivo al consumo (ISC), afectando el precio de las bebidas alcohólicas y azucaradas, el tabaco y el combustible. No obstante, el ministro no ha tomado medidas frente a empresas como Telefónica del Perú y Pluspetrol, las cuales deben en conjunto más de 7 mil millones de soles al Estado peruano. Las fuertes influencias de ambas en la política peruana1 las ayudan a seguir trabajando y lucrando sin problemas, mientras los ciudadanos sufrimos el alza de impuestos y el robo sistemático y malversación de nuestros fondos.
David Tuesta: “Hemos vivido en los últimos 11 años en un festín de la evasión y la elusión”
Los peruanos hemos dado algunas muestras de levantamiento frente a los abusos acumulados en los últimos años. Marchas como “Que se vayan todos” y la toma de San Marcos muestran la voluntad del pueblo de hacer cumplir sus derechos. Por desgracia, la posición de la policía frente a estos acontecimientos desde el nombramiento del ministro del interior Mauro Medina ha sido abusiva y bravucona. Durante la marcha #TodasXJusticia, una protesta feminista en la plaza San Martín durante el día de la mujer, la policía reprimió violentamente a las protestantes2. Igualmente pasó con la toma de San Marcos, en la que cientos de estudiantes protestaban contra las autoridades universitarias exigiendo la apertura de cursos de verano y mayor inversión en seguridad tras años de irregularidades. Frente a esto la PNP, lejos de mostrar la amigable cara del tío PNP, ingresó a la universidad con más de 300 agentes, tanquetas y bombas lacrimógenas para retomar violentamente el control del campus.
La gestión hasta ahora del presidente no ha sido la más amigable con los peruanos. Más allá de sus viajes a los departamentos y su historia provinciana, Martín Vizcarra ha demostrado que no es el presidente del pueblo que muchos pensaron. Su mandato recién ha comenzado, pero parece haber preferido la comodidad política y la amistad con la CONFIEP a escuchar a un país que no aguanta más injusticias. Tal vez un camino fácil para quedarse hasta el 2021. Así no es, señor presidente.