La situación política de nuestro querido Perú no deja de sorprendernos decepcionarnos. Ya van casi dos semanas de audios, traiciones y casi censuras que solo nos demuestran que los encargados de gobernarnos y representarnos no son muy amigos entre sí. De hecho, parece que los actores políticos fuesen parte de un gran juego que solo consiste en acusar al otro de ser el malo con seudopruebas y esperar que los demás te crean para eliminar al “villano” #EseJuegoMeSuena. Por ello, el tío Anónimo te mostrará que dos de los poderes del Estado están jugando Among Us con nuestro país. Ya conoces cómo la teoría de juegos te puede ayudar con el juego porque leíste “Among Us: ¿cómo ganar siempre?”. Ahora, tendrás las herramientas para identificar quién es el impostor y quién es el tripulante. Queda a tu criterio encontrar al que nos continúa saboteando #TeamVizcarraVSTeamCongreso o ¿ya sabemos quién es?
Para empezar el análisis, debemos plantear dos casos, ya que no sabemos quién es el impostor o¿tú sí? En el primer caso, el Poder Ejecutivo es el tripulante y es el que trabaja por el bienestar de la población. Para ello, tiene diferentes tareas relacionadas con la reactivación económica, la defensa de la democracia y la mejora del sistema de salud en el país. Dado que este es un juego de Among Us a nivel supremo, las tareas del Ejecutivo, como te habrás dado cuenta, son tareas de muy largo plazo y su resolución será fácil de sabotear.
Esto último lo conoce el impostor, quien, en este caso, es el Poder Legislativo. Este tiene diferentes incentivos personales para derrotar al Poder Ejecutivo, como el de mantenerse en sus puestos para evitar ser procesados. Es así como, aprovechando que las tareas de su oponente son largas, puede sabotearlas y evitar que las logre terminar. Así, el Parlamento utiliza reformas populistas, publicación de audios personales, interpelaciones a miembros del gabinete ministerial y censuras como parte de su arsenal de sabotaje.
Estas herramientas utilizadas por el Congreso disminuyen la confianza de la población hacia el Ejecutivo, y este último, en consecuencia, tiene que dar la cara hacia todo ello. Esto, en el mejor de los casos, solo prolonga la culminación de las tareas del Ejecutivo; sin embargo, si este no se defiende bien, es posible que sea eliminado.
El segundo caso es cuando el Poder Ejecutivo es el impostor; y el Poder Legislativo, un tripulante. Este último tiene como tareas la fiscalización (no permitir la corrupción) y la creación de leyes. El supuesto detrás de este personaje es que se siente comprometido con el bienestar de la población y, por ello, sus incentivos son la representación de la sociedad y la continuidad de los derechos y deberes constitucionales.
¿Cuáles serían los incentivos del impostor para ganar “el juego”? El supuesto más fuerte, en principio, es que el Poder Ejecutivo no es tan transparente como aparenta. Al realizar actividades ilícitas como el lavado de dinero, el incentivo es permanecer en el poder para mantener la inmunidad, seguir robando y eliminar las opciones de fiscalización. Bajo este supuesto, claramente el Poder Ejecutivo mantendrá en sus cargos a sus colaboradores de confianza (?) como Richard Swing.
Ante estos incentivos, el impostor buscará eliminar a los tripulantes. Dado que las tareas del Congreso son más “cortas”, el sabotaje no puede ser tan recurrente porque perdería efecto. En este ejemplo, el sabotaje sería hablar mal del Legislativo porque, de esta forma, el impostor genera desconfianza en la población. Gracias a esta, el Poder Ejecutivo tiene más probabilidades de contar con el respaldo de la población que el Congreso y, al momento de la votación, es más probable que este sea eliminado y el impostor gané el juego.
Ya que no sabemos cuál de los jugadores es al que debemos culpar de nuestras tragedias, tenemos que pensar que si es que estos tendrán las mismas opciones y resultados. A partir de las dos opciones que tenemos se pueden dar tres resultados: 1) seguimos trabajando en paz porque nadie acuso a nadie; 2) el acusado se ve sospechoso porque no se defiende frente a las pseudo pruebas y puede hasta ser retirado de su cargo; 3) ambos se acusan y llegamos a la temida crisis política #GraciasMerino. ¿Por qué terminamos en el cuadro rojo y sufrimos? Pues, es por la teoría de juegos.
Ahora que ya te hemos demostrado cómo se aplica el dilema del prisionero al Among Us de la política peruana, quizás ya tengas una elección sobre los roles en este juego. En todo caso, probablemente, pienses que, en esta constante lucha entre poderes, el juego entre el impostor y el tripulante nunca terminará. Sin embargo, las circunstancias demuestran que nada está dicho y que podemos equivocarnos al acusar a un tripulante como impostor, cuando en realidad el país sigue siendo dañado. De esta manera, nosotros como sociedad también cumplimos un rol como tripulantes, pues debemos identificar a aquellos que sabotean en búsqueda de popularidad y satisfacción de intereses personales.
Por ello, con miras al bicentenario de nuestro país y futuras elecciones presidenciales, a nosotros, como peruanos, todavía nos quedan tareas pendientes para descubrir al verdadero(s) impostor(es). Mejor dicho, impedir su victoria en la próxima jugada. Y tú, ¿quién crees que es el impostor?
Edición: Claudia Barraza