Dicen que los economistas escuchamos la radio estática porque no es estacionaria. Que hablamos de dinero sin tener monto alguno en los bolsillos. Que nunca estamos ebrios, sólo investigamos sobre la ley de rendimientos marginales decrecientes. Todo ello, nos lleva a pensar cómo es la vida social de un economista. Más aún, nos lleva a pensar si un contexto lleno de Economía en nuestras vidas podría mejorar/empeorar nuestra vida social o amorosa. Pues bien, el presente artículo hace un recuento de las cosas que hace (pero que no necesariamente debe hacer) un economista cuando se trata de hacer vida social.
1. Toma decisiones de sus citas románticas en términos de oferta y demanda
Antes de salir con una chica o chico, el economista promedio recuerda parte los principios de la economía que leyó en el libro de Gregory Mankiw. Recuerda que mientras más escaso sea un bien, este se vuelve más valioso para la sociedad. Entonces recuerda que como es un activo único en la sociedad, es capaz de restringir su oferta. En tanto restrinja su oferta, se vuelve un recurso escaso. Por ende, la persona con la que saldrá debe verlo(a) como un activo valioso.
2. Plantea demasiados supuestos
Todo puede basarse en un análisis económico. Piensa en tu ex #LauraSad. Acabas de terminar la relación con esa persona porque te fue infiel. Ya le dijiste que la(o) odias y ahora te pones a pensar en por qué no fuiste “la primera mejor opción” que pudo tener. Entonces, lo primero que piensas es que escogieron irse con la persona “Y” porque es mejor que tú, la persona “X”.
Luego de meses, ves que esa persona que te dejó por la persona “Y” ahora está saliendo con la persona “Z”. Esto quiere decir que “Z” es mejor que “Y”, dado que “Y” es mejor que “X”. Si el individuo es RACIONAL, se debería cumplir la siguiente regla: Z > Y > X; por tanto, tiene sentido que dejes a la persona “X” por “Y”, y que dejes a la persona “Y” por “Z”. Todo esto tiene sentido hasta que un sábado por la noche coges tu celular y ves un mensaje de tu ex diciendo: “Te extraño, vuelve pe’”.
Espera… ¿KHAAAA? Wait… ¿No se supone que las preferencias son transitivas? ¿¿¿Ahora se supone que X > Z > Y > X??? ¿De dónde #%&$& sale eso? Esta persona OBVIAMENTE no tiene preferencias transitivas. Por lo tanto NO ENCAJA en un modelo económico. En economía, se sabe que uno de los supuestos más fuertes es que los agentes son racionales y poseen preferencias transitivas. Entonces, si este individuo no posee preferencias transitivas, sólo puede significar algo: NO ES RACIONAL…. ¡¡NEXT!!
3. Habla en su propio lenguaje
Como se darán cuenta, si no han llevado cursos de Economía, es difícil entender el supuesto de racionalidad y preferencias transitivas. Asimismo, es difícil entender el chiste de eliminar a un individuo de tu muestra si su comportamiento está fuera de lo admisible para generar un proceso de optimización. Cuando salimos con una persona y le decimos que su presencia genera retornos marginales crecientes o que el beneficio marginal de salir con nosotros es mayor que si fuese con alguna otra persona, es probable que la otra persona no lo entienda. El economista suele hablar en términos que ha aprendido a lo largo de su carrera y eso sólo lo vuelve un espécimen raro cuyo lenguaje es difícil de comprender y, por tanto, debes acercarte a ellos bajo tu propio riesgo.
4. Suele arruinar todo
Somos fieles creyentes de que la correlación no siempre implica causalidad. Eso me lo enseñaron en mi primera clase de Econometría y espero que a ustedes también. Entonces, cuando estás en plena conversación con tu amigo/a que le encaaaanta el voluntariado, (casi) siempre lo arruinas. Y es que claro, la persona piensa que porque se fue a zonas aledañas a donar un poco de ropa ya está mejorando la situación de pobreza a nivel mundial. Pues no, tú lo devuelves a la Tierra y le terminas diciendo que en realidad está dañando la economía local. Ello sucede porque está fallando en reconocer el problema del conocimiento local y sobre sus instituciones, las cuales son en realidad una de las principales razones por las cuales algunos países son ricos mientras que otros son pobres.
5. Siempre
vende humocuenta historias interesantes sobre por qué se ha equivocado
Cada vez que conversa con alguien sobre un determinado tema, el economista nunca se equivoca. Sólo que está sujeto a shocks inesperados de información asimétrica. Por ende, luego de revisar la información asociada, nos da una idea clara de por qué hubo “error de precisión” en lo que dijo. Como sabemos, si le preguntamos sobre un determinado tema a un economista, su respuesta será: “depende”.
Pero… ¿Depende de qué? Pues de los supuestos que asumas, del comportamiento de todos los factores involucrados y del humo que te pueda vender. Lo más interesante es que los economistas solemos tener una respuesta para todo. Puedes responder a un por qué sí y a un por qué no. Esto puede suele complicar las relaciones interpersonales con las demás personas, pues no siempre estarán de acuerdo con lo que decimos y detestan que siempre les vendamos humo presumamos tener la razón.