Sin duda, los acontecimientos desarrollados durante los últimos días marcarán un hito en la historia del Perú. En menos de una semana, el país estuvo situado en el mismo contexto que atravesó a fines de los 90 y del cual, a un costo muy alto, pudo retornar. Durante la marcha del sábado 14, noche en la que se agudizaron los enfrentamientos, las redes sociales eran invadidas por pedidos de ayuda para salvar la democracia y a todas aquellas personas que protestaban en las calles por protegerla.
De manera fugaz, mientras los ojos de los peruanos apuntaban a otra dirección (jugada clásica), 105 irresponsables congresistas lograron efectuar una vacancia fugaz por incapacidad moral a Vizcarra. Orden a la cual no apeló, asumiendo así Merino el cargo de presidente. Fue a raíz de esto que la denominada #GeneraciónDelBicentenario empezó a convocar mediante las redes sociales a una MARCHA PACÍFICA en la plaza San Martín. Misma marcha que se repetiría en los días posteriores e inclusive desarrollaría de manera descentralizada (siempre proactivos).
Como se mencionó en las primeras líneas, durante el momento más crítico de la triste jornada del sábado, parecía que el fin de la democracia estaba cerca. Es muy probable que hayamos escuchado innumerables veces estas palabras, sin embargo, la situación vivida permitió a muchos comprender la importancia de esta.
La Real Academia Española (RAE) define a la democracia como aquel sistema político en el cual el pueblo es capaz de ejercer la soberanía directamente o mediante representantes. Asimismo, señala que en este se practica la igualdad de derechos de cada uno de los que la conforman.
Hoy, más que nunca, somos testigos de la importancia y el poder que tiene nuestro voto. No obstante, la labor de la ciudadanía no acaba en las urnas. De igual forma, la labor fiscalizadora no solo la ejercen los congresistas, sino también los ciudadanos (ojos en Sagasti). La #GeneraciónDelBicentenario logró demostrarlo.
Algunas autoridades -como el flamante expresidente, el premier Flores-Aráoz, el ministro Gastón Rodríguez, entre otros señores- señalaron que estas protestas eran producto del estrés por el confinamiento, el desempleo, defensa a Vizcarra o inclusive precisaron no comprender el motivo de estas. No obstante, los carteles, las arengas y las múltiples expresiones artísticas demostraban que la vacancia solo fue la gota que derramó el vaso y que el verdadero clamor era el fin de la corrupción y todas las artimañas que ponen a los intereses de otros sobre los del país.
Los jóvenes de la ‘Generación del Bicentenario’ desterraron con sus arengas, tik toks y bicicletas con canastitas esa absurda idea de que un ciudadano solo ejerce democracia cada cinco años.
Andrés Calderón
En el 2019, a fines de octubre, se desarrollaron una serie de protestas en Chile, las cuales se dieron tras el aumento del pasaje del metro pero, tal como en el Perú, tenían un trasfondo mucho más relevante: mejores oportunidades para todos los ciudadanos. En el vecino del sur, los jóvenes gestaron marchas pacíficas, las cuales también finalizaron en escenarios violentos, denuncias de abusos cometidos por los carabineros y muertes de protestantes.
En el Perú, la primera gran marcha se dio el jueves 12; en esta, ya se empezaban a reportar, mediante las redes sociales, una serie de abusos cometidos por policías. Pero fue en la segunda gran marcha (catalogada como la más grande de la República) donde se reportaron apagones en la plaza San Martín, un número mayor de ataques con bombas lacrimógenas y perdigones, desapariciones y, lamentablemente, los asesinatos de Inti Sotelo y Bryan Pintado.
La Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDDHH) condenó la violación de los derechos humanos producidos en la última gran marcha por parte de la policía. Esta institución expresó su preocupación por las denuncias de un caso de violación, asesinatos, uso de gases lacrimógenos, participación del grupo Terna y uso de armas de perdigones. Sin duda, esos delitos reflejan un ataque a la democracia.
El pueblo chileno logró ser escuchado después de 10 días, Piñera decidió retirar el aumento efectuado, la orden de Toque de queda y pidió a sus entonces ministros que dimitan de sus cargos. En Perú, fueron las muertes de ambos compatriotas las que aceleraron el proceso de renuncia de Merino, quien solo estuvo 6 días en el cargo. No obstante, este no es el #happyending de esta historia.
Hoy, el Perú se encuentra bajo el mando de Francisco Sagasti (sugar daddy), quien, en su discurso presidencial, cargado de esperanza y emotividad, reconoció el rol de los jóvenes y su loable papel en el regreso a la democracia. No podemos olvidar el alto costo que esto conllevó: jóvenes asesinados, desaparecidos, una joven violada y heridos. Está en nuestras manos escribir esta historia y contribuir a la democracia.
Edición: Camila Villalobos.