En el mundo hay más de 7.900 millones de personas. Solo en América Latina, hay más de 667 millones. En Perú, más de 33. En Lima viven 10 millones y en el distrito más poblado de esta, San Juan de Lurigancho, 1,2 aproximadamente. Sin embargo, en los 77 años que en promedio vive un peruano, solo podremos entablar unos 150 contactos significativos. #Queee
Este número final es llamado el número de Dunbar y fue formulado por el antropólogo británico Robin Dunbar y representa una medida del límite cognitivo de individuos con los cuales se puede mantener una relación estable. Esto en cristiano, equivale a decir “el número de amigos” que podemos tener como máximo. En tiempos de followers y matches, es bueno conocer la teoría de Dunbar.
La teoría de Dunbar
En 1993, a través de sus estudios en primates, Dunbar concluyó que el tamaño del neocórtex, la parte del cerebro asociada con la cognición y el lenguaje, está relacionado con el tamaño de un grupo social cohesionado.
Esta relación limita la complejidad que puede manejar un sistema social. Dunbar y sus colegas aplicaron este principio básico a los humanos. Examinaron datos psicológicos, antropológicos, y otros. El resultado fue que encontraron una gran consistencia alrededor del número 150.
De esta manera, si un grupo excede 150 personas, es poco probable que dure mucho o sea coherente. Pero 150 por sí solo no cuenta toda la historia. Otros números también son decisivos dentro de la hipótesis del cerebro social, que es como se conoce la teoría de Dunbar.
De acuerdo con esta, el círculo de nuestras relaciones humanas se divide en varias capas:
- 5 seres amados o muy cercanos
- 15 mejores amigos o buenas amistades
- 50 amigos o amistades habituales
- 150 contactos significativos
- 500 conocidos
- 1500 personas que podemos reconocer y saludar en la calle.
Las personas migran dentro y fuera de estas capas, pero la idea es que cada persona mantiene sus relaciones en esos límites.
¿Una teoría obsoleta o aún vigente?
Desde su publicación, la teoría ha recibido muchos cuestionamientos y si bien muchas de las afirmaciones iniciales del antropólogo británico, en particular las relacionadas con el neocórtex y otros aspectos fisiológicos y evolutivos del desarrollo cerebral, han quedado obsoletas, las líneas abiertas por Dunbar en el campo social han dado lugar a investigaciones de gran interés.
Una de estas es la realizada por Estaban Moro, investigador del MIT Media Lab, para determinar cuál es la cifra final de personas con las que mantendremos contacto en nuestras vidas. Entiéndase por ello a toda la gente susceptible de convivir contigo, de aparecer en tu vida o de influir en tus decisiones: familiares, profesores, colegas, amigos y toda nuestra experiencia directa.
Y la respuesta fue 5000. #Tanpoquito?
Uno pensaría: ¿y los influencers? ¿y las personas con trabajos de muchos contactos? Pues este número es una mediana; así como hay personas que lo sobrepasan, hay otros que no. Esta cifra sería la base de la pirámide (expandiendo los 150 ya planteados); sin embargo, si regresamos al número de contactos significativos, Moro encontró que los 150 propuestos por Dunbar son efectivamente correctos.
“Tenemos un presupuesto mental donde cabe un número fijo de personas: si entran dos, tienen que salir dos”.
Esteban Moro
En su estudio trabajó con llamadas de teléfono, interacciones de Twitter, correos electrónicos y se pudo comprobar que el número de Dunbar es constante para todos, pero cada persona lo gestiona de manera distinta. “Hay quien lo cambia todos los años (exploradores) y quien lo cambiaba muy poco (conservadores). Lo hemos repetido en otros países con llamadas, con email, con redes sociales”, dice Moro. Y el promedio se mantiene.
¿Y con las redes sociales, el número aumenta?
En un artículo de 2016, el propio Dunbar responde a esa pregunta: NO. Pero sí reconoce que las redes sociales pueden cumplir 2 funciones.
Primero, él menciona que la principal función sería la de “evitar que las amistades se desintegren a causa del paso del tiempo sin contacto cara a cara”. Dunbar enfatiza que, si bien la amistad exige el contacto cara a cara al menos ocasional, las redes pueden servir para reducir la tasa de “decadencia” de las amistades en ausencia de contacto real.
Y segundo, el antropólogo asegura que las redes sociales abren el abanico de posibilidades. “Obviamente, el mercado es mucho mayor, pero no se acerca ni de lejos a todo el planeta (¡ni siquiera habría tiempo para revisar cada uno de ellos!) La única diferencia es que internet te ofrece más opciones para elegir de las que tendrías en el mundo real”, comenta.
Ahora, con la cada vez más cambiante forma de interactuar entre nosotros, la cifra de los 150 contactos significativos de Dunbar será debatido muchas más veces en el campo científico; pero finalmente estará en nosotros, en el campo real, la decisión de ir por un 149 o un 151.
Editado por: Eva Azañedo